Juan abre los ojos, mira el reloj y se da cuenta en ese mismo momento de que no ha sonado la alarma.
– ¡Llego tarde!
Siendo uno de los comerciales mejor valorados en la empresa, sabe de sobra que la puntualidad no es opcional, que llegar a las citas a la hora acordada e incluso algo más temprano, es clave para dar una buena imagen.
Hace en 15 minutos lo que normalmente le supone 45 y baja las escaleras del bloque por no esperar al ascensor.
Sale por la puerta y mira a ambos lados.