– Es sólo un momento – piensa Juan y coge el cúter. Se agacha sobre la caja y empieza a cortar la cinta de embalar.
Como sigue repasando mentalmente el contenido que debe tener la caja y qué puede hacer si faltan piezas, no se da cuenta de que no ha colocado bien la mano izquierda.
Un dolor agudo detiene sus pensamientos y le hace mirar hacia abajo. El corte que se acaba de hacer tiñe de rojo el cartón de la caja.