Juan piensa que sólo será un momento, que apenas apartará la vista de la carretera, y coge el móvil.
Mientras comprueba que no era Carmen, que era un número desconocido, una mancha oscura aparece en su visión periférica y le pone en alerta.
Todo ocurre muy rápido. Una madre y su niño pequeño. Un grito. Un volantazo.
Cuando abre los ojos, Juan comprueba que ha estrellado el coche contra la señal de tráfico que indica “Paso de cebra”. Medio segundo más mirando el móvil y los podría haber matado.