Cuando llega a recepción Carmen no ve a nadie, pero sí un paquete grande, de unos 20 Kg, junto al perchero.
Despega el albarán y lo mira con detalle.
– Este es el otro paquete que esperaba Juan con los repuestos- se dice mientras se agacha para comprobar el embalaje.
Así, agachada, piensa que podría levantarlo y llevárselo directamente al almacén desde allí. Aunque también podría traer la transpaleta, que sería más cómodo.